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jueves, 29 de abril de 2010

AMERICO GARZA "ROMERITA"

AMERICO GARZA GARCIA

Matador de toros. Nació en Monterrey, Nuevo León, el 15 de Septiembre de 1930. Debutó como novillero en la Plaza de toros "El Coliseo" de Monterrey, en agosto de 1952. Se presentó en la Plaza de toros México el 26 de abril de 1953, con el novillo "Muletero" de la ganadería de Milpillas. Alternó con Julio Ortiz, Rodolfo García, Héctor Mier, Raúl Spíndola, y Felipe Manrique.

Alternativa
Fecha: 8 de Junio de 1958
Lugar: Monterrey, Nuevo León
Plaza de toros "Guadalupe"
Padrino: Rafael Rodríguez
Testigo: Joselito Huerta
Ganadería: El Rocío

Falleció el 30 de enero de 2016.

El arduo camino hacia la gloria

Por el Cabrito Mayor.
Publicado en El Horizonte.
Octubre de 2013.

Tras el primer contacto con un torero, el futuro matador ´picaría piedra´ durante sus años de juventud hasta la culminación de esa etapa con su debut en la Monumental Plaza México

Con tan sólo ´rozar´ a un diestro en el coso de ´La Coliseo´, el pequeño Américo Garza comenzó a ver con atención a los aspirantes a toreros y juntarse con ellos. "Entrenaban y yo me la pasaba con ellos, y ya después comenzaron a hacer giras a las ganaderías de ganado criollo a Reynosa, Laredo y yo me les pegaba y entrenaba con ellos", recuerda ´Romerita´. 

Fueron largas las temporadas en las que el chavalillo se anduvo en ´la vagancia´ del toro, hasta convertirse en adolescente, cuando a invitación de Abraham Saucedo le dijo, "los caniceros del rastro de Guadalupe dicen que hay en los corrales toros que bravean". Fue así como aquel chaval, con tan sólo 16 años de edad, se enfrentó por primera vez en su vida, en la soledad de un corral de rastro, con algo "que tuviera cuernos", un toro cebú que iba al matadero. 

Así se trascurrió el tiempo en la vida del chaval que abrigado en sus "Sueños de Grandeza`, comenzó a crecer y a madurar buscando la oportunidad entre capeas, tentaderos, plazas de toros y cojines, con la firme intención de convertirse y poder merecer, algún día, el honroso título de matador. 

Cuando andaba haciendo sus pininos, vino la torera Juanita Aparicio a presentarse a Monterrey y el chaval se apersonó con el papá de ella, que era charro y había sido novillero, para pedirle la oportunidad de salir de sobresaliente y ponerse a sus órdenes. 

"Gracias," le dijo el padre de la torera y agregó, "ya tenemos subalternos, pero lo que sí me necesito de tí; como tu eres de aquí, es que me ayudes porque yo tengo que ir a los periódicos y comenzar a conocer a la gente de los medios, necesito que me lleves porque yo no conozco a nadie". 

Fue así como Américo Garza comenzó a relacionarse con el padre de la torera, quien en estimación, después de la presentación de su hija en Monterrey, tomó al muchacho y comenzó a enseñarle la técnica de torear y de matar a los toros. 

Ya en campaña la torera en la región, Américo se integra y forma parte del espectáculo presentándose en Torreón., Reynosa, Saltillo, Monterrey y muchas localidades más. El aspirante toreaba dos becerros y Juanita Aparicio unos novillos y de esta forma se armaba espectáculo torero de la señorita Aparicio. 

Ahí fue donde el joven Américo comenzó a ´agarra tablas´ toreando mucho y ´poniéndose en la cara del toro´, a grado tal que una ocasión, toreó una vaca brava de deshecho que estaba en unos corrales. 

"El Padre de Juanita me dijo ´vamos a echarla... Ya le enseñé qué son y dónde están las querencias en la plaza de toros, pero aquí en el corral, hay muchas querencias, así que abusado´. Le hice una faena muy buena y al final de ella, el padre de Juanita me dijo: ´usted tiene la capacidad como para matar toda una ganadería entera sin despeinarse´ y de verdad yo tenía esa capacidad". 

En el año de 1949 torea un festejo en El Coliseo regiomontano que organizó Factores Mutuos del Comercio, pero su debut formal como novillero, vestido de luces, se dio en la misma plaza en agosto de 1952 con muy buenos resultados, por lo que se le comenzaron a abrir algunas puertas para seguir toreando. 

Con la determinación que demostraba en el ruedo, consiguió que voltearan a verlo algunos aficionados que lo apoyaron para impulsar los inicios de su carrera como don Evaristo ´Tito´ Osuna. 

Toreando donde fuera, como fuera y con quien fuera, Américo Garza lleva una carrera cada vez más creciente toreado en las plazas de Monterrey, Guadalupe, Reynosa, Laredo y otras regiones del país durante los años de 1953 y 1954 sumando más de 30 novilladas. 

Se hallaba Américo Garza en su mejor momento, ´toreado´ y muy ´puesto´ para la Plaza México, es entonces que para torear una novillada, don Tito Osuna, su mecenas, le dice: "acabo de ponerle un telegrama al Dr. Gaona (empresario de la México), diciéndole que le brindarás la faena de Ciudad Acuña y que le prometes cortar las orejas y el rabo". 

Américo cumple con el compromiso y regresa de Acuña al amanecer del día siguiente del festejo junto con la cuadrilla y antes de llegar a su casa, pasa a la oficina de don Tito para llevarle el rabo obtenido, fue entonces que su mecenas le dijo: "el Dr. Gaona ya sabe que cumpliste y estás anunciado el domingo en la México". 

Cuando esto ocurre, Américo le dice a don Tito Osuna: "Por el telegrama que usted le puso al Dr. Gaona en mi nombre, yo le voy a decir a usted, que voy a cortar otro rabo mas el próximo domingo en la México." 

La experiencia que le había dado torear con la regularidad que lo había hecho, le había dado la seguridad y la decisión que ahora poseía Américo en sí mismo. 

Fue así como, la tarde del domingo 10 de julio de 1955, con un vestido blanco en pasamanería negra con bordado de cruceta, aquel chaval que en algún momento de su infancia se ´volvió loco´ con los olés de los ´colegas´ cojineros y cubeteros de hermano mayor, hacía uno de sus más caros ´Sueños de Grandeza´ realidad: su presentación triunfal en la Monumental Plaza de Toros México.

Tras el éxito de su debut, es anunciado nuevamente para el siguiente domingo, provocando el lleno absoluto en el coso de los Insurgentes. 

Ya en su faceta de novillero, el diestro regiomontano debuta como los grandes en el coso de Insurgentes al cortar dos orejas y un rabo, además de ser paseado en hombros por el público que se dio cita.

Uno de los novillos de la corrida de la presentación de Américo Garza en ´La México´, no daba el peso reglamentario y fue sustituido por un toro de la ganadería de Piedras Negras, ya que por reglamento la dehesa más antigua lidia en primer lugar. ´Romerita´ era, esa tarde, cabeza de cartel, así que sólo pudo sortear uno de sus toros, el otro, el primero de la tarde, le tocó ´en suerte´ por reglamento.

En su primero, un astado difícil, Américo Garza lo toreó con solvencia y determinación, saliendo a los medios y dando una vuelta al ruedo entre vítores y la algarabía del público que le ofreció como premio una cerrada ovación por su actuación.

"El público de La México es exigente porque sabe de toros, sabe entender y ver las condiciones de los toros, ve corridas durante todo el año y es muy conocedor, pero también es entregado cuando lo que ve en el ruedo ha sido entrega y pasión de parte del toro y torero en comunión", nos cuenta don Américo.

Quizá fue por ello que, más que tributarle a Américo Garza una cerrada ovación, luego de la lidia del primero de su lote, le ofrecieron al novillero la seguridad necesaria de sentirse grande, de decir en su interior ´de aquí soy´ y salir a torear a su segundo enemigo más inspirado que nunca para "armar un taco".

Y salta a la arena el noble y bravo cuarto novillo de la tarde, segundo de su lote, de nombre ´Jazmincito´, de la ganadería ´Santa Martha´, con 440 kilos en los morrillos al que "bordó" con una faena de "ensueño", con series de bellos lances y tandas de templadísimos pases de todas las marcas, provocando la locura total en los tendidos del coso capitalino que se rindió a sus pies.

Después de una certera y bien colocada estocada que derrumba sin puntilla al codicioso ´Jazmincito´, la plaza convertida en manicomio, le son concedidas las dos orejas y el rabo ante el frenesí del público que invadió el ruedo para pasearlo en hombros.

´Triunfo grande en La México´, ´Paso a un torero´, ´¡Un torero de escándalo!´, fueron algunos de los encabezados de los diarios capitalinos que daban cuenta de la gesta realizada por Américo Garza ante ´Jazmincito´.

Tras el éxito de su debut, es anunciado nuevamente para el siguiente domingo, provocando el lleno absoluto en el coso de los Insurgentes; 45,000 almas abarrotadas en la plaza México con la esperanza de ver el milagro del novillero regiomontano a través del arte y la pasión de su toreo; se dieron cita como tarde a tarde sucedió, durante los siguientes cinco festejos en los que fue anunciado el resto de la temporada novilleril.

Cuando llega del éxito con los triunfos en La Plaza México, el apellido Garza pesaba mucho en el ambiente taurino por don Lorenzo, pues como Américo Garza, siendo también de la Sultana, el público se podía confundir y relacionar fácilmente con ´Lorenzo El Magnífico´ y la sombra de un torero tan excepcional como la del maestro Garza Arrambide le podría apretar muchísimo al novillero, por lo que los "notables" y conocedores de la fiesta le sugirieron rebautizar el nombre artístico al joven diestro.

En aquellos años, había un ingeniero español de la Fundidora Monterrey que era aficionado a los toros que le comenzó a decir ´Romerita´, porque había un personaje con ese nombre en la novela ´Currito de la Cruz´, fue entonces, que se adaptó el nombre del personaje a Américo Garza ´Romerita´, para anunciar al chaval en cuanto cartel y festejo era contratado.

Después del triunfo de la temporada chica en la México, se comenzaron a abrir las puertas de los cosos importantes del interior de la república como Guadalajara, Ciudad Juárez, Torreón y todas las plazas en la frontera norte del país. La carrera del ´Romerita´ estaba en franco ascenso: triunfos por doquier, tarde a tarde, plaza en plaza...

En aquella época vino a México Rafael Sánchez ´El Pipo´, un apoderado de toreros españoles (quien años después descubriera e hiciera torero al celebre diestro español, Manuel Benítez ´El Cordobes´) que fue invitado por algunos homólogos de él en este país, a ver a los jóvenes.

Estando ´Romerita´ en Guadalajara para torear una novillada, se presentó ´El Pipo´, invitado por los alternantes. "Yo veía que mis alternantes le brindaban al señor, pero yo no sabía siquiera de quién se trataba", explica ´Romerita´.

Cuando estaba de regreso en el hotel, recibe una llamada y la telefonista le dice "aquí hay un señor que quiere hablar con usted", "pásemelo"-contestó Romerita- y con acento españolado se escuchó - "Lo invito a cenar, necesito hablar con usted"- "¿De que se trata, es empresa o qué es?" - "Soy apoderado" contestó y refirió, -"le espero abajo, en el restauran del hotel porque necesito platicar con usted".

´Romerita´ bajó y ahí estaba aquel señor al que sus alternantes le habían brindado sus faenas, con los que invitaron a ver a sus toreros, los hizo a un lado y le dijo: "¿le gustaría cenar conmigo, no tiene un compromiso?, "no,-respondió don Américo- yo después de las corridas ceno con mi mozo de espadas para que me diga lo pendejo que estuve".

Y se presenta, nos dice Don Américo, "soy el apoderado de José Ramón Tirado, me da una tarjeta, y me dice, le invito a España, le espero en marzo para ir al campo", y agregó, "Yo le voy a dar a usted la primera corrida; las demás, usted las tiene que conseguir cortando las orejas".

Mayor entusiasmo no cabía en el alma del novillero mexicano Américo Garza ´Romerita´, por la invitación del famoso apoderado para que se fuera a España, pactando verse meses más adelante en la capital mexicana para ponerse de acuerdo.

Pero los ´maloras´, que en la fiesta de los toros los hay y en cantidades industriales, se acercaron al "Pipo` para hablar mal del novillero regiomontano.

- "¿Sabes lo que dicen de tí?"- le dijo El Pipo cuando se encuentra nuevamente con el chaval- "Te dicen ´Romerita´ porque eres un juerguista que antes de ir a la plaza, te quitas la taleguilla para acostarte con las gachís.

-"Usted sabe cómo es el medio de los toros y sabe si le da crédito a lo que ha escuchado", le respondió Américo.

- "¿Sabes lo que les contesté?"- Le dijo El Pipo- "Si es como dicen que es, si yo le meto disciplina éste va a e ser un figurón del toreo porque ya lo vi torear".

"Vendí espadas, fundón, ropa de torear, todo, para viajar a España y alcanzar al apoderado en España (nos dice don Américo) yo llegue buscando al Pipo y él me dijo: -¿Y el dinero qué?...

- ¿Dinero? No, pues, usted es el apoderado, yo no sé de eso, yo me reporte en el aeropuerto de Barajas con la cantidad de ocho dolares.

"Todos los toreros mexicanos que van a España y no tienen nombre para ser contratados, que van a hacer campaña de novilleros o matadores, tienen que llevar un capital y yo no lo sabía...

-¡Jolines!-contestó El Pipo, pero yo había sido invitado por él y como había dicho, la primera corrida te la doy yo y las otras hay que ganárselas cortando orejas, pues yo iba decidido a todo".

Es así como en el año de 1957, el novillero mexicano Américo Garza ´Romerita´ hace su debut en Madrid en la Plaza de Toros de Vista Alegre, cortando una oreja y causando buena impresión por su manera de torear, siendo repetido al domingo siguiente logrando hilvanar seis fechas cuando se rompe el convenio taurino hispano-mexicano y hubo que cortar la temporada.

El Pipo tenía la confianza depositada en el novillero y la fe de que se resolviera el convenio en un tiempo breve, pero así sucedieron los meses sin torear y al cumplir el tercer trimestre, ´Romerita´ emprende el regreso.

En México había dejado un buen ambiente pero cuando regresa, éste ya estaba apagado. Aún así, logra reaparecer en el ´Toreo´, toreando dos tardes y seis más en el interior de la república. ´Romerita´ está hecho todo un torero, poderoso, dominador, pero el entusiasmo por él, con el tiempo durante su ausencia ante los públicos mexicanos, se había diluído.

Toma la alternativa sin ambiente, sin ´ganosidad´, el 8 julio de 1958 en la Plaza de Toros La Guadalupe, de manos de Rafael Rodríguez ´El volcán de Aguascalientes´ y Joseilto Huerta de testigo, con una corrida inmensa de ´El Rocío´, del ganadero Manuel Book. Los dos toros que le tocó lidiar pesaron 580 y 558 kilos.

A partir de ahí, a empezar nuevamente a la conquista por un sitio. Romerita comenzó a "picar piedra" en una lucha desigual porque no tenía apoderado, difícilmente puede caminar un torero.

Aprendió a torear y tenía buen tipo de toreo, su estilo era de dominio absoluto para sacarle partido a todos los toros. Certero para matar. Durante su carrera, nunca le tocaron un aviso. E incluso a un novillo de Aguascalientes lo llegó a matar sin muleta.

Dueño de una técnica absoluta, aprendió a descifrar la lidia de los toros, su toreo comenzó a llegarle mucho a la gente. Durante su carrera recibió tres cornadas, una en Reynosa, grave, que le descubrió la vena safena; recibe otra en Monterrey, que casi le atraviesa la pierna y una tercera más en Nuevo Laredo.

Suma en sus primeros dos años como matador de toros entre 70 y 80 corridas, donde hizo un gran papel. Pero siempre le faltó el apoderado.

"Fue una lucha difícil y estéril (nos dice el maestro Romerita) de nada sirvió, aprendí a torear, aprendí la técnica, aprendí a matar los toros, aprendí bastante cosas, pero principalmente a soportarlo todo; lo que no pude soportar, fue no ver un futuro para hacerme lo que de verdad tenía cualidades de ser: Una figura del toreo".

Luego de dos años de haber tomado su alternativa, el maestro ´Romera´ se enfrenta al toro más difícil que había lidiado, su conciencia, y tras un duro examen toma la determinación de retirarse de los ruedos para iniciar una nueva vida a lado de quien, al día siguiente, se convertiría en su querida esposa y amorosa madre de tres hijos, doña María Luisa Villarreal (QEPD).

Y aunque en su tiempo físicamente se retiró del toro, éste no se fue de su corazón y hoy, a la distancia y en la soledad de la vida, más que nunca le acompañan en la intimidad del arte que emana de su pincel que plasma de color, de luz, de sentimiento y pasión en los lienzos que en sus pinturas perpetúan como un reflejo de antaño, los ´Sueños de Grandeza´ de aquel chavalillo que en su infantil inocencia se propuso un día convertirse en un torero y a base de sacrificio, de lucha, de entrega, de pundonor y de pasión, un día de gracia, lo consiguió: don Américo Garza ´Romerita´, maestro... matador de toros.

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