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martes, 13 de abril de 2010

CARLOS VERA "CAÑITAS"


CARLOS VERA MUÑOZ

Matador de toros. Nació en México, Distrito Federal, el 27 de septiembre de 1920. Se presentó como novillero en la Plaza de toros El Toreo de la Condesa el 23 de julio de 1939. Alternó con Manuel Gutiérrez "El Espartero" y Gregorio García con novillos de La Laguna.

Alternativa
Fecha: 26 de Octubre de 1941
Lugar: Ciudad Juárez, Chihuahua
Padrino: Lorenzo Garza
Testigo: Manuel Gutiérrez "El Espartero"
Ganadería: El Cortijo

Confirmación
Fecha: 9 de Noviembre de 1941
Lugar: México
Plaza de Toros "El Toreo de la Condesa"
Padrino: Fermín Espinosa "Armillita Chico"
Testigo: Ricardo Torres
Ganadería: Piedras Negras
Toro: "Revolero"

Debutó en Caracas, Venezuela, el 8 de diciembre de 1942 y alternó con Fermín Espinosa "Armillita" con toros de Guayabita.

Confirmación
Fecha: 10 de Septiembre de 1944
Lugar: Madrid
Plaza de toros de "Las Ventas"
Padrino: Paquito Casado
Testigo: Rafael Albaicín y Arturo Alvarez "El Vizcaíno"
Ganadería: Concha y Sierra
Toro: "Atendido"

El 20 de diciembre de 1949 debutó en Quito, Ecuador con toros de Inca Alto alternando con Luis Briones.

Falleció en México, Distrito Federal, el 19 de febrero de 1985.



Efemérides.

El 10 de junio de 1945 salió por la Puerta Grande de la Plaza de toros "Las Ventas" de Madrid.

El 13 de marzo de 1949 inauguró, junto con Fermín Espinosa "Armillita" y Félix Briones, la Plaza de toros que lleva el nombre del maestro saltillense y lidiaron toros de Armillita Hermanos.

Percances.

El 9 de noviembre de 1942: en la Plaza de toros "El Toreo" por un toro de Piedras Negras.

15 de marzo de 1953: en Acapulco, Guerrero, por un toro de Cortina Rivas. 

21 de agosto de 1960: en la Plaza de toros "El Toreo de Cuatro Caminos" sufrió un gravísima cornada en la pierna derecha por un toro llamado "Buen Mozo" de la ganadería de Ayala, a causa de la cual le fué amputada la pierna el día 27 siguiente.


CAÑITAS.
Por: Juan Antonio de Labra.
Publicado en la revista 6Toros6.
No. 691, del 26 de septiembre de 2007.

Resulta interesante advertir que es Cañitas (27 de septiembre de 1920) el torero que más veces ha actuado en la plaza de Las Ventas. Aunque sólo fuera por este motivo, la historia de Carlos Vera merece ser contada. Sin embargo, por paradójico que resulte, en el coso de Insurgentes sólo actuó en una ocasión, en una corrida no oficial que tuvo lugar el 10 de abril de 1955 y que se celebró con motivo del rodaje de la película El niño y el toro (The brave one, en su título original), dirigida por Irving Rapper y que fue galardonada con el Óscar al mejor guión. Ese día alternó con Fermín Rivera y Nacho Treviño.

El caso de Cañitas es de una total precocidad, pues antes de cumplir nueve años de edad, el 16 de septiembre de 1929 se presentó en la plaza El Toreo de la ciudad de México, lidiando un eral de Malpaso. Ese sería el preámbulo de una campaña novilleril que iniciaría una década después, en el mismo ruedo de la colonia Condesa, y que estaría marcada por el valor que derrochaba y su facilidad en el segundo tercio.

Carlos Vera recibió la alternativa en Ciudad Juárez el 26 de octubre de 1941 de manos de Lorenzo Garza y con el testimonio de Espartero de México. Los toros fueron de El Cortijo. La confirmó en El Toreo el 9 de noviembre siguiente de manos de Armillita y ante Ricardo Torres. El toro de esta ceremonia se llamó “Robalero”, de la vacada de Piedras Negras. El sexto le envió a la enfermería con una cornada grave, lo que marcaría el inicio del sino de este menudito torero.

En las campañas siguientes, junto a David Liceaga, obtuvo sonados triunfos en la capital mexicana, como el del toro “Serranito”, de Carlos Cuevas, o el logrado el día de la despedida de Juan Silveti, culminados ambos con el corte de un rabo.

Tras reanudarse el convenio hispano-mexicano, cruzó el Atlántico y confirmó su alternativa en Madrid el 10 de septiembre de 1944, de manos de Paquito Casado, siendo testigos Rafael Albaicín y El Vizcaíno, com toros de Concha y Sierra. Ese día comenzó su idilio con la afición madrileña que  terminaría en 1951. En aquellos días fue famosa la pareja que formó  con Morenito de Talavera, otro gran banderillero con quien alternó en seis de las catorce tardes que toreó en Madrid. De estos estos festejos, el más importante tuvo lugar el 10 de junio de 1945, cuando alternando con Domingo Dominguín y Angelete, abrió la puerta grande de Las Ventas. En 1946 fue el diestro mexicano que más veces se vistió de luces en España, con 26 actuaciones, y mantuvo un discreto cartel hasta 1951, cuando cerró su paso por las plazas españolas.

El 21 de agosto de 1960, actuando en la plaza de El Toreo, ahora en su nueva ubicación de Cuatro Caminos, y llevando como alternantes a Luis Briones y Juan Estrada, el cuarto toro, “Buen Mozo”, de Ayala, le infirió una grave cornada en la pierna derecha. Cinco días después, las infecciones y la gangrena hicieron necesaria la amputación del miembro, poniendo fin a la carrera de un torero que fue, sin duda alguna, un dechado de valor.

El 16 de septiembre de ese mismo año, sus compañeros organizaron una corrida en su beneficio, llenando la Plaza México, festejo en el que Carlos Arruza se presentó como rejoneador y Calesero, Luis Procuna, Rafael Rodríguez, El Ranchero y Joselillo de Colombia se enfrentaron toros de Jesús Cabrera, logrando aliviar, al menos en lo económico, la aflicción del valentísimo Cañitas.
Carlos Vera falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985, a causa de un infarto de miocardio.

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"BUEN MOZO" LE ROMPIO LA ILUSION
Por: Guillermo Salas Alonso
Publicado en "El Universal"
El 3 de noviembre de 2004.

Las ilusiones se desquebrajan, los sueños se esfuman y la fantasía que, comúnmente los artistas elucubran, suele hacerse una realidad sombría tras una lucha sin cuartel contra los elementos que el destino tiene a bien signar a cada quien. Escrito está.

Tragedia de la vida, nadie está exento del infortunio malvado.

En la fiesta de los toros, donde el peligro es permanente, deambula, acecha y sorprende la desdicha. Es, aquí donde toman forma los sucesos dramáticos que marcan historia.

México ha sido un terreno fértil de magníficos banderilleros. Desde el maestro Rodolfo Gaona, prototipo de la elegancia, la maestría de Fermín Espinosa Armillita , su hermano Juan, David Liceaga, José González Carnicerito de México , o la soberbia condición atlética de Carlos Arruza, y un sin fin de artistas que han sido exponentes destacados del segundo tercio como lo son ahora Manolo Arruza o el tlaxcalteca Rafael Ortega.

En este grupo no debe faltar un nombre: Carlos Vera Cañitas. No alcanzó la cima de figura, pero sí fue un diestro que para su uso particular reunía un corazón más grande que su cuerpo, que no levantaba mucho del suelo.

Su valor se consideraba espartano. Nunca flaqueó ante el toro, alternantes y públicos. Es más, reunió más jerarquía, cartel e interés en España, que en nuestra propia patria. En la península se jugó la vida en todas las plazas y alcanzó triunfos en la Real Maestranza de Sevilla, Granada y en la Monumental de Las Ventas de Madrid, donde incluso salió por la puerta grande.

Un honor que no todos logran. Cañitas se lo adjudicó con el visto bueno, unánime, y sin que hubiese reserva alguna que restara dimensión a su hazaña.

Castigado por los toros

Carlos Vera nació en el Distrito Federal el 27 de septiembre de 1920, Pronto el gusano por la fiesta brava invadió su cuerpo. A fines de los 30 ya andaba en las plazas de toros "echándose al agua", siempre sobresaliendo con rehiletes, las jarras, o sea, las banderillas.

Tenía una gran facilidad para realizar las suertes del segundo tercio en las diversas modalidades. Reunía facultades innatas y un valor fuera de serie. Como novillero brilló con fuerza al lado de elementos de mucha fama como Julián Rodarte, un matador de toros sin alternativa, Juan Estrada, Gregorio García, inclusive con Alfonso Ramírez Calesero, y Jesús Guerra Guerrita, entre otros aspirantes de valía. Su ascenso fue raudo y a los 21 años, tomó la alternativa en la plaza de Ciudad Juárez, el 26 de octubre de 1941.

Como todo aquel que desea la gloria, el colocarse la etiqueta de figura del toreo, remó contra la corriente, subiendo peldaños poco a poco a base de ser un torero honesto, con una disposición manifiesta y, como se dice en el medio taurino: jugándose la vida en cada toro y en todas las plazas.

Era un diestro "cuña", como los designaban los reporteros de revistas de antaño, pues hacían a los ases también salir a desquitar los emolumentos que se especificaban en los contratos. Sí, de esos matadores incómodos para los alternantes.

Pero para su desgracia, los toros le castigaron con dureza, despiadadamente y una cornada que sufrió en El Toreo de Cuatro Caminos, provocó le amputaran la pierna derecha, lo que le retiró de la profesión que fue su pasión y que ejerció con vehemencia.

Interesó en España

Al firmarse el convenio taurino Hispano-Mexicano, tras el boicot a los toreros de este país, Cañitas fue de los primeros que brincó "el charco" para abrirse camino en la península.

Fue ahijado de dos figurones de la torería mexicana: Lorenzo Garza en presencia de Manuel Gutiérrez El Espartero, le otorgó el doctorado en Ciudad Juárez el 26 de octubre de 1941, con toros de "El Cortijo", una fracción del hierro que fundó el coloso regiomontano, con el apoyo de la casa ganadera Llaguno.

Domingos después, el 9 de noviembre de ese 1941, en "El Toreo" de la Condesa, le confirmó el título el maestro Fermín Espinosa "Armillita", siendo testigo Ricardo Torres. El toro de la confirmación fue "Revolero" de Piedras Negras. Un cartel de tres consumados rehileteros, sí una tercia de relevantes exponentes del segundo tercio.

Transcurría 1944. En su primera incursión en España sumó 19 actuaciones. Lo importante es que actuó en las plazas de Madrid, Sevilla, Barcelona, entre otras y dejó constancia de su valor sin límite. El crítico español Don Ventura lo dibujó de cuerpo entero: "otros toreros habrán sido tan valientes como éste, pero dudamos que nadie lo haya aventajado".

Repitió color en 1945, toreando 28 corridas, con una salida por la puerta grande en Madrid y actuó en dos mano a mano con Emiliano de la Casa Morenito de Talavera .

Sus éxitos españoles siguieron en 1946, donde toreó 29 corridas. Antes de que partiera a España, un banderillero, apoderado y empresario de polendas como era Francisco Gómez El Zángano, no daba posibilidades de que Cañitas fuese a complacer a los públicos españoles.

Un día, muchos años después, en una comida, El Zángano, nos confesó que cada cable que llegaba de España con alabanzas para Cañitas, le ponía roja la cara de vergüenza. Sentenció: "Que me parta un rayo si vuelvo a decir que éste o aquél torero no puede triunfar en equis parte, donde sea..."

El destino y su ironía: El Zángano, figura de reconocido talento en el medio, sufrió una grave cornada que le infirió un astado a ser entorilado en una plaza del interior de la República. Era el empresario y estaba atrás de una puerta que el burel rompió y lo alcanzó. A consecuencia de ese percance, también este personaje sufrió la amputación de una pierna.

La etapa de desdicha

No escapó Cañitas de ser castigado por los cornúpetas en España. Le quitaron el sitio sin duda. Todavía en la última etapa de "El Toreo", se ofreció una campaña de las llamadas económicas. Una serie de festejos con David Liceaga, el viejo Tigre Juan Silveti y también actuó la rejoneadora Conchita Cintrón, soberbia. Mucho éxito.

Llegó el ocaso del torero. Días de pocas actuaciones. Inclusive trabajaba en el Departamento de Policía del Distrito Federal. Pero el gusano del toro no se extrae del cuerpo. Así llegamos al 21 de agosto de 1960. Corrida de toros en "El Toreo" de Cuatro Caminos, con Cañitas, Juan Estrada y Luis Briones, con una corrida muy seria de Ayala.

El cuarto de la tarde, que hacía honor a su nombre de "Buen Mozo", al final del trasteo le infirió la tremenda cornada que lesionó la arteria femoral profunda.

Parte médico: "La herida seccionó la arteria femoral profunda, dificultando la circulación sanguínea en el miembro lesionado, pierna derecha". Lo atendió un especialista vascular, el doctor Manuel Castañeda Uribe. El 25 de agosto para salvarle la vida hubo necesidad de amputar. El diestro recibió la infausta noticia con una entereza que dejó al desnudo su irreprochable valor, aunque enjugó lágrimas de impotencia ante la crueldad de su destino.

El Ciclón Carlos Arruza y el subalterno, otro típico elemento de la fiesta, Manuel González Pinocho, le organizaron un festival a beneficio en la Plaza México. Le dejó una suma que de momento subsanó su situación.

Siguió trabajando en la Policía del Distrito Federal por una lapso prolongado, hasta entregar su alma al creador el 19 de febrero de 1985, unos meses antes de que miles lo hicieran tras el terremoto que se abatió sobre la ciudad.



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