HERIBERTO GARCIA ESPEJEL
Matador de toros. Nació en Singuilucan, Hidalgo, el 10 de marzo de 1903. Se vistió de luces por primera vez en León, Guanajuato, el 13 de diciembre de 1925. Debutó en la Plaza de toros "El Toreo de la Condesa" el 21 de marzo de 1926. Completaron el cartel los becerristas Fermín Espinosa "Armillita Chico" y Paco Gorráez.
Alternativa
Fecha: 20 de Febrero de 1927
Lugar: Aguascalientes, Aguascalientes
Plaza de toros "San Marcos"
Padrino: Joselito Flores
Testigo: Mano a Mano
Ganadería: Garabato
Alternativa (2)
Fecha:28 de Octubre de 1928
Lugar: México
Plaza de toros "El Toreo"
Padrino: Juan Espinosa "Armillita"
Testigo: Pepe Ortíz
Ganadería: Zotoluca
Toro: "Cartero"
Completó el cartel el Rejoneador Antonio Cañero.
Alternativa (3)
Fecha: 31 de Marzo de 1929
Lugar: Barcelona, España
Padrino: Victoriano Roger "Valencia II"
Testigo: Félix Rodríguez
Ganadería: Santa Coloma
Toro: "Noguero"
Confirmación
Fecha: 30 de Mayo de 1929
Lugar: Madrid
Padrino: Diego Mazquiarán "Fortuna"
Testigo: Luis Fuentes Bejarano
Ganadería: Miura
Toro: "Viñadero"
Toreó por última vez en Monterrey, Nuevo León, el 19 de junio de 1949. Alternó con Silverio Pérez y Carlos Vera "Cañitas" con toros de El Colmenar.
Falleció en Ixtlahuaca, Estado de México, el 29 de agosto de 1982, en un accidente de automóvil.
Foto: Los Toros, Tratado Técnico e Histórico de José María de Cossío.
FECHAS RELEVANTES:
El 15 de marzo de 1931 se encerró en la Plaza de toros "El Toreo" con 6 toros de San Diego de los Padres.
Estuvo en la inauguración de las siguientes Plazas de toros:
30 de mayo de 1926: Plaza de toros "Rodolfo Gaona" de Salamanca Guanajuato con una encerrona con 4 novillos de Parangueo.
31 de mayo de 1931: Plaza de toros Guadalupe de Monterrey, Nuevo León, alternando con Francisco Tamarit "Cháves" con toros de Peñuelas y Santo Domingo.
9 de agosto de 1931: Plaza de toros de Cadereyta, Nuevo León, con Edmundo Maldonado "El Tato" con toros de La Punta.
11 de octubre de 1931: Plaza de toros de Pachuca, Hidalgo, alternando con Francisco Tamarit "Cháves" y Paco Gorráez con toros de Zacatepec.
9 de junio de 1935: Plaza de toros de Matamoros, Tamaulipas, acompañado del novillero Antonio Rangel con reses de Xajay.
7 de junio de 1936: Plaza de toros de Toluca, Estado de México, alternando con Jesús Solórzano con toros de San Diego de los Padres.
20 de junio de 1937: Plaza de toros "El Coliseo" de Monterrey, Nuevo León, con Pepe Ortíz y Arturo Alvarez "El Vizcaíno".
16 de octubre de 1938: Plaza de toros de Parral, Chihuahua, alternando con Alberto Balderas con toros de Torrecilla.
EL MAESTRO DE SINGUILUCAN
Publicado en "El Universal", el 14 de diciembre de 2004.
La despedida del califa Rodolfo Gaona, el 12 de abril de 1925, fue, para el medio taurino, como el desplome de la fiesta brava en México.
No se vislumbraba en el horizonte el personaje capaz de tapar el enorme hueco que, con su adiós, dejaba el Indio Grande o el Petronio , como se le conocía a Gaona.
Algunos aficionados no soportaron la ausencia de Gaona y optaron por irse del espectáculo junto con su ídolo. Otros, por su parte, asistían a las plazas sin lograr advertir a ese torero de los niveles tan importantes que supliera a Rodolfo.
Incluso, se hizo mofa de esos viciosos de la fiesta a los que, con ese especial sentido del humor del mexicano, les llamaron "las viudas de Gaona".
Surgió, entonces, una trilogía de novilleros que integraban Fermín Espinosa Armillita , Jesús Solórzano y Heriberto García.
Se comentaba por aquella época de la precocidad del niño Armillita , que de corta edad tomó el doctorado. Se hablaba también de Heriberto, similar en técnica y corte de torero, técnico, poderoso, fácil, con tranquilidad ante la cara de los bureles. Sin embargo, el público los consideraba elementos sin elegancia, cerebrales y de frío corazón.
Jesús Solórzano era de otras hechuras, menos técnico, pero con tendencia a realizar el trazo con ese toque de calidad que se le llama arte y que, generalmente, su consolidación suele ser más lenta, más prolongada.
Esta trilogía, sin equivocación de los taurinos, funcionó y poco a poco daba la impresión de que, cualquiera de los tres, en ese momento crítico, llenaría el gran hoyo dejado por el maestro Gaona.
A emprender el vuelo
La campaña novilleril de Heriberto García fue brillante tras caminar con firmeza por los ruedos. Empezó a percibirse en este joven a un prospecto de nivel prometedor y distinguido.
Hidalguense de nacimiento, vino a este mundo el 10 de marzo de 1907. Inició la carrera taurina muy joven, y su intuición y capacidad se hicieron palpables de inmediato.
El originario de Texmelucan se hizo notar con fuerza; se captaba que tarde a tarde y toro a toro, se superaba y se perfilaba sobre la ruta correcta hacia la cima en la profesión.
La facilidad en su quehacer taurino como novillero, que coronaba con aplaudidas actuaciones, lo llevaron en corto lapso a tomar la alternativa.
El hermano de su acérrimo rival novilleril, Juan Espinosa Armillita , le dio el título de matador, ante el esteta tapatío Pepe Ortiz, con ganado de Zotoluca, el 28 de octubre de 1928, en el coso de El Toreo de la Condesa. Aquella tarde comenzó a escalar peldaños importantes. Sí, de inmediato de ganó el título de Muleta garra y posteriormente el que lo consagraría: Maestro de Singuilucan .
Heriberto no esperó mucho tiempo para decidirse a ir a España. De inmediato, se lanzó a la aventura hacia la Madre Patria, y meses después volvió a tomar la borla de matador de toros en Barcelona, el 31 de marzo de 1929. En España no se reconocía la alternativa en México. La tradición, la jerarquía era de que todo fuese realizado en la cuna del llamado "arte de Cúchares".
El padrino en esa ocasión fue Victoriano Roger Valencia y atestiguó la sesión un torero del que se hablaba maravillas: Félix Rodríguez.
La incongruencia de la fiesta es manifiesta y este diestro no alcanzó las alturas que se pronosticaban, los niveles de los conceptos, no de taurinos y revisteros, sino de los propios toreros. El mismo Heriberto García, en cierta ocasión, respondió a una interrogativa directa: "Para mí el mejor torero que vi en España en esta temporada fue Félix Rodríguez". El juicio era unánime, mismo concepto que expuso el maestro Fermín Espinosa.
Como se esperaba, Heriberto García confirmó el doctorado en Madrid. Se enfrentó a toros de Miura en la capital hispana, Diego Mazquirián Fortuna le cedió los trastos en presencia de Luis Fuentes Bejarano. El mexicano subía raudo, como la espuma.
Matar recibiendo
Por problemas personales, Armillita dejó de venir a México un par de años. Surgió la versión de que su ausencia se debió a que la empresa capitalina era regenteada por el califa Rodolfo Gaona y Fermín no era, precisamente, santo de su devoción.
Otra razón que se manejó en su momento fue que la administración del maestro Armillita decidió que éste se quedase en la península, lo que le sirvió para consolidarse primero como torero y después como figura de la fiesta brava.
Esa ausencia supo aprovecharla muy bien Heriberto García, un diestro con capacidad e intuición, que realizaba con facilidad todo lo que intentaba. Manejaba el capote con soltura; banderillero con recursos y de movimientos fáciles; muletero con poder, técnica y convencimiento. Además, reunía la virtud de ser un puro y clásico estoqueador. Sí, la suerte suprema la ejecutaba casi a la perfección.
Con esos atributos tan marcados, el Maestro de Singuilucan aprovechó la situación en México y se colocó en los primeros peldaños del escalafón taurino nacional.
Se hablaba, sobre todo, de dos tardes que fueron de su consagración en la plaza "El Toreo" de la Condesa. Una, actuando con Joaquín Rodríguez Cagancho , en que toreó y mató espléndidamente al toro "Vigía" de La Laguna. Ejecutó la suerte de recibir con una perfección que provocó los elogios más cálidos de compañeros, críticos y aficionados.
Por supuesto que le cortó el rabo al burel tlaxcalteca que le dio la etiqueta de figura.
Se recuerda que en una charla, hablando de su vida torera, al hacer alusión a esa soberbia estocada recibiendo, el nativo de Texmelucan, comentó: "Lidie muy a gusto al toro tanto que medite el concepto de Juan Belmonte, quien afirmó: Se torea con el espíritu y lo mate con el corazón`".
Ese buen momento de Heriberto lo confirmó, pues inmortalizó, tardes más adelante, a un buen mozo de nombre "Lamparillo" de capa castaño, de la terrible divisa de Miura, cortándole el rabo.
Prematuro ocaso
En España logró Heriberto García éxitos trascendentes, que impactaron a los aficionados, y que la crítica española, severa, punzante, veraz y nada fácil para convencerla, siempre se desbordó en elogios.
Un buen número de actuaciones sumó Heriberto García en suelo hispano. Y en Madrid también logró una estocada haciendo la suerte de recibir, que se calificó de notable. Fue tema para el comentario por mucho tiempo El hecho se suscitó, se reitera, en la capital española, en una situación similar a la tarde de su consagración en México, con "Vigía". Ejecutó la suerte de recibir y pensó en voz alta para él: "Te mato o me matas tú". Fue un momento de gloria y llovieron elogios.
Sin embargo, la fortuna no le acompañó al matar otro astado en Madrid. Esta vez la bestia alargó el cuello y le infirió una grave cornada, de eminente peligro de muerte, en una incongruencia después de haberse distinguido como un estoqueador seguro.
Los médicos le salvaron la vida, pero esa "cuchillada" le quitó el sitio y le provocó un prematuro ocaso en su vida taurina. Aprendió la lección muy bien y conservó la técnica, pero ya no fue el mismo. Sin la fuerza inicial, fue perdiendo altura en una lucha sin cuartel en el ruedo, contra una camada de matadores de toros de gran nivel que no era fácil superar. Quién lo hiciese tendría que ser todo un fenómeno.
Se conservó en un nivel medio
Para Heriberto García, el toro fue su pasión.
Siguió dentro de la profesión como maestro de toreros. Enseñó a muchos prospectos, los dotó de técnica y oficio. Fue nombrado asesor y juez de plaza en el biombo de la autoridad de la Monumental Plaza México. Permaneció en el palco por muchos años y con reconocido mérito, sin destilar amargura.
Su epílogo fue trágico
Murió la mañana del 29 de agosto de 1982, en un lamentable accidente de automóvil, en la mexiquense localidad de Ixtlahuaca, cerca de la ganadería de Pastejé. Iba acompañado de un grupo de alumnos para realizar una faena de tienta de vaquillas.
Heriberto García jamás dejó la fiesta. Siempre vivió sumergido en ella y para ella, haciendo honor a su mote de Muleta garra.
¡Nació y murió como torero!
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