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lunes, 27 de enero de 2014

FRANCISCO DELGADILLO "EL CAMOTES"

FRANCISCO DELGADILLO CARDENAS

Picador de toros. Nació en Guadalajara, Jalisco, el 7 de octubre de 1945. Hijo del picador de toros Lorenzo Delgadillo. Empezó a picar a principios de la década de los años 60. La mayor parte de su carrera estuvo colocado en la cuadrilla del matador de toros Eloy Cavazos. Picó también a las órdenes de los diestros Curro Rivera, David Silveti y Miguel Espinosa "Armillita" Falleció el 31 de agosto de 2011.

Foto: Al toro México.

CABALLO, VARA y CASTOREÑO: “EL CAMOTES”
Publicado en El Informador el 10 de febrero de 2009.
Por Edgar A. Flores.

Pie en el estribo, castoreño ladeado, manos de lija y un grande conocimiento del toro de lidia. El
picador dentro de la fiesta brava juega un papel esencial, pues de él depende dejar al toro desahogado, listo para poder someterle a la muleta.
Hoy, nos referimos a una de las personalidades dentro del ámbito taurino que por su trayectoria ha marcado una historia que le da un lugar dentro de la baraja de toreros de nuestro Estado.
Francisco Delgadillo, mejor conocido en el argot taurino como “El Camotes”, apodo heredado de su
padre, Lorenzo Delgadillo “El Camototes”, quien en vida fuese también picador de toros.
Todo empezó “sin querer queriendo”. Quien en un principio fuera electricista de profesión, a sus 15 años de edad se convirtió en todo un picador de toros que evolucionó junto con el transcurso de la fiesta brava para colocarse en sito fuerte, que ha sido tangible por estar en las cuadrillas de los matadores de toros más importantes de los últimos tiempos.
“Todo empezó a correr en el año de 1960, aquel día que estábamos en la ya desaparecida ganadería
que llevaba por nombre Rivas Varela; estaba tentando Alfonso Lomelí y Chano Ramos, entonces, mi padre, que en gloria esté, me pidió subir al caballo para picar, cosa que nunca me había pasado
por la cabeza ni de broma, pero se me dieron las cosas, hasta que un día llegó Chano Ramos a mi
casa y preguntó por un picador, refiriéndose a mí.
Así se me fueron dando las cosas, pero la verdad yo ni afición tenía por esto, a diferencia de que en
ese tiempo yo era electricista, y ganaba 150 pesos a la semana por jornadas diarias de ocho horas de andar metiendo y sacando cables, y picando toros me ganaba 500 en un ratito”, recuerda Francisco Delgadillo “El Camotes”.
Son 45 años de trayectoria. Actualmente en retiro, “El Camotes” recuerda con nostalgia esos tiempos mágicos que le tocó vivir dentro de la fiesta.
Más de cuatro décadas dedicadas al toro, de las cuales 25 años formó parte de la cuadrilla del matador regiomontano Eloy Cavazos, logrando pisar las plazas más importantes de la República y el mundo, como Madrid y México, entre muchas otras. El resto de su carrera toreó al lado de Miguel Espinoza “Armillita”, David Silveti y Curro Rivera, entre otros.
Menuda la trayectoria y el cartel al que representaba. Orgulloso, “El Camotes” menciona como su
principal satisfacción haber pisado plazas tan importantes como la de Las Ventas de Madrid, en la cual partió plaza por última vez en la despedida de Eloy Cavazos, convocado por el diestro regiomontano.
Fueron 45 años de picador de toros activo. Hoy, “El Camotes” representa para Jalisco un orgullo, así como para la fiesta de los toros. Los años no pasan desapercibidos. Ahora, sus manos gruesas y
callosas de tanto haber chorreado la vara, y su mirada cansada, reflejan el ayer y el hoy de un actor
taurino que por décadas fue de la mano de la fiesta brava. “El ambiente de los toros te da muchas
cosas. Haber estado como cuadrilla fija de las principales figuras del torero en México, eso no tiene
comparación. Madrid en tres ocasiones, torear con “Curro” Rivera, en fin, una serie de cosas que te hacen recordar bonito”.
Los momentos amargos también forman parte medular de la trayectoria de “El Camotes”. La fiesta es así, tragos amargos, golpes, tumbos y demás, para que al final sea el picador la “muñeca fea” del festejo. Para Francisco Delgadillo no hubo un adiós, ni una despedida dentro de una plaza. “No tuve valor para despedirme en la plaza. Sabía que me sería muy difícil y únicamente tomé la decisión así, sólo de no volver a picar; sé que si me despedía bien, no iba a poder, pero sabía muy bien que había llegado la hora, y así fue”.
Un hombre que “de chiripa” dedicó más de 40 años a vivir del toro. Un protagonista también dentro del ruedo, que midió a los toros de figuras, pisó Madrid y, lo más importante, cumplió con un ciclo, dejando ahora paso a la nueva generación de cuadrillas a caballo.

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