Matador de novillos. Se presentó en la Plaza de toros El Toreo de la Condesa el 21 de septiembre de 1930. Alternó con Miguel Gallardo, César Rendón “El Tepiqueño”, José Ledesma “El Garcero”, Rafael Chávez y Eduardo Solórzano con novillos de la ganadería de Malpaso. Fue su única actuación en el coso capitalino.
Una crónica publicada en la revista El Universal Taurino del 7 de julio de 1925, anota: Las corridas de feria que se efectuaron los días 13, 14, 16 y 21, se vieron muy concurridas y animadas porque los lidiadores Luciano Contreras y Jesús Monroy hicieron todo lo que estuvo a su alcance para gustar, lo que lograron con creces, conquistando un gran cartel.
Jesús Monroy, con quien alternó el discípulo de Frascuelillo, se manejó valientísimo y voluntarioso, haciéndose aplaudir ruidosamente desde la segunda corrida, que fue en la que verificó su presentación.
Su modestia y su buen estilo de torear le conquistaron al público papantleco, el cual aplaudió con verdadero entusiasmo sus magníficas verónicas, su faena de muleta y el estoconazo a su primer toro, segundo de la tarde. Después desgranó sus ovaciones ante la valentía del muchacho con estoque y la muleta al cuarto de la tarde, segundo de él al que volvió a derrumbar de otra estocada hasta lo colorado.
En la tercera corrida, alternando con Luciano, estuvo superior, fue en la que más gustó; se arrimó con el capote y muleta en todos sus adversarios y los derribó de dos estocadas hasta el puño, con lo cual causó alboroto y conquistó un gran cartel.
Una crónica publicada en la revista El Universal Taurino del 7 de julio de 1925, anota: Las corridas de feria que se efectuaron los días 13, 14, 16 y 21, se vieron muy concurridas y animadas porque los lidiadores Luciano Contreras y Jesús Monroy hicieron todo lo que estuvo a su alcance para gustar, lo que lograron con creces, conquistando un gran cartel.
Jesús Monroy, con quien alternó el discípulo de Frascuelillo, se manejó valientísimo y voluntarioso, haciéndose aplaudir ruidosamente desde la segunda corrida, que fue en la que verificó su presentación.
Su modestia y su buen estilo de torear le conquistaron al público papantleco, el cual aplaudió con verdadero entusiasmo sus magníficas verónicas, su faena de muleta y el estoconazo a su primer toro, segundo de la tarde. Después desgranó sus ovaciones ante la valentía del muchacho con estoque y la muleta al cuarto de la tarde, segundo de él al que volvió a derrumbar de otra estocada hasta lo colorado.
En la tercera corrida, alternando con Luciano, estuvo superior, fue en la que más gustó; se arrimó con el capote y muleta en todos sus adversarios y los derribó de dos estocadas hasta el puño, con lo cual causó alboroto y conquistó un gran cartel.
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