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sábado, 6 de junio de 2020

RAUL PEREZ "CAÑITAS"

Raúl Pérez Tejeda (“Cañitas”) fue también torero del barrio. Había nacido por Belisario Domínguez en 1930. Su papá, don José Pérez Solís, fue aficionado a los toros, aunque se dedicaba oficialmente a la sastrería; trabajó con el maestro Adolfo Méndez y era el encargado de cortar los chalecos para los trajes hechos a la medida, pero su interés existencial estaba en los toros. En su casa había siempre, por todas partes, carteles taurinos, banderillas y otros objetos relacionados con la fiesta brava. En este ambiente creció Raúl.
A los 10 años ya ayudaba a don José, y a un señor don Enrique al que sólo recordaba que le apodaban “el chale”, a confeccionar banderillas para la plaza que existió en el campo “Patria”, allá por los cuarentas. En ella tuvieron lugar las corridas que se organizaron para celebrar el cuarto centenario de la fundación de Zamora, en 1941. El apoderado les llevaba a la casa de Belisario Domínguez los rejones y los maderos. Entre varios miembros de la familia adornaban  las banderillas con papeles de china y de estaño. Como a las tres de la tarde del día de la corrida, se iban a la plaza a entregar su “ensarta” de banderillas recién hechas. Para esas horas ya su papá había ayudado desde la mañana, a hacer el sorteo de los toros y a enchiquerarlos posteriormente. Le tocó así a Raúl ver torear, sin tener que pagar, a Carnicerito, a Conchita Cintrón y a otras figuras igualmente importantes del mundillo taurino. Cuando tenía 15 años se hizo Raúl de un grupo de amigos. Entre ellos estaban Rodolfo Rodríguez (“el zamorano”), un muchacho apodado “el Faroles” y Gilberto Chávez. Se iban juntos al Centro Recreativo, donde don Germán Cobos les dejaba practicar allá adentro los primeros capotazos. También iban a entrenar a la quinta “Mariles” de Jacona. Llegó un momento en que Raúl y sus amigos ya se sentían capaces de volar solos y con ánimos de salirle al toro. Fueron poco a poco ajustándose al calendario de las fiestas de los alrededores en que había corridas. Así torearon en Tlazazalca, Jiquilpan, Purépero, Terecuato y Cotija. Se Habían agregado al grupo dos nuevos amigos: el maestro Briseño (”la Pulga”) y Alfonso Hurtado.
A Raúl le tocó torear en La Morena de Zamora el 18 de noviembre de 1949, Esa tarde estaba en juego un estoque de plata: Había seis alternantes. Los toros salieron malos, al grado de que cuando le tocó torear a Paco Vázquez, éste prefirió dejárselo a Raúl, que iba como sobresaliente. Se presentó así la oportunidad para, contra lo que se esperaba, lograr una gran faena. No pudo concretar a la hora de matar y tuvo que hacerlo Paco, pero aún así salió “Cañitas” en hombros. Los otros matadores en esa fecha, además de Paco Vázquez y de Raúl, eran Gabriel Soto, Guillermo Carbajal, Antonio Belmont y dos más que Raúl no recordó.
Para ganarse la vida trabajó un tiempo con don Pedro Jiménez en su tienda de libros y revistas. Aprendió luego el oficio de peluquero y al final se dedicó a la venta de ropa. Recordaba muy bien, como lo mejor que le pasó en la vida, la primera vez que se vistió de luces, a sus 16 años, en 1945. Raúl murió en Zamora, no de una cornada, como le hubiera gustado, sino en su cama del Hospital Civil, a la muy taurina hora de las 4 de la tarde del 11 de agosto de 1987.

Fuente: El Barrio Bravo de Madrigal.
Autor: Víctor Manuel Ortiz.
El Colegio de Michoacán.
Año: 1990.

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