El infortunado
novillero Guillermo Cruz Gómez, que recibiera espantosa cornada que le dejó al descubierto
el pulmón y el corazón, desgracia que le ocurrió el día 16 de septiembre del
año pasado en San Rafael Atlixco, plaza a la que fue a torear impulsado por su
enorme afición y su desmedido valor, dejó de existir el domingo a las once
horas cincuenta minutos en la residencia de sus padres, en la cercana población
de Tizapán.
No hace un mes que Guillermo
estuvo en nuestras oficinas, a las que vino pleno de optimismo y entusiasmo. Nos
mostró la tremenda cicatriz, así como la parte que aún faltaba por cerrar y nos
indicó que ya estaba dispuesto a seguir enfrentándose a las fieras una vez que
los doctores, Ibarra y Rojo de la Vega, dieran su consentimiento para tal
empresa.
Cuando vio en sus manos
el dibujo que apareció en la portada de nuestro primer número, exclamó con firmeza:
--- Pronto me vere en
SEDA Y SOL...
No pudo ver coronada
su esperanza…
La Parca, cruel e
inflexible, ya andaba rondándole y esperó la oportunidad para arrebatarle a la vida
un caracter.
Nueva víctima de esta
fiesta es Guillermo Cruz Gómez, delante de cuya tumba deshojamos, reverentes, la
ofrenda que nos dicta nuestro corazón… Descanse en paz.
Revista Seda y Sol, año 1, número 2, del 8 de febrero de 1945.
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