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martes, 13 de abril de 2010

JESUS SOLORZANO


JESUS SOLORZANO DAVALOS
"EL REY DEL TEMPLE"

Matador de toros. Nació en Morelia, Michoacán, el 10 de enero de 1908. Se vistió de luces por primera vez el 9 de mayo 1927 en Acámbaro, Michoacán. Alternó con Jorge Álvarez. Ganó la Oreja de Plata en la Plaza de toros El Toreo de la Condesa el 8 de septiembre de 1929. La disputó con José González "Carnicerito", Esteban García y Carmelo Pérez con novillos de Santín.

Alternativa
Fecha: 15 de Diciembre de 1929
Lugar: México
Plaza de Toros El Toreo de la Condesa
Padrino: Félix Rodríguez
Testigo: Heriberto García
Ganadería: Piedras Negras
Toro: "Cubano"

Alternativa (2)
Fecha: 28 de Septiembre de 1930
Lugar: Sevilla, España
Padrino: Marcial Lalanda
Testigo: Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma"
Ganadería: Pallares Hermanos
Toro: "Niquelado"

Confirmación
Fecha: 6 de Abril de 1931
Lugar: Madrid
Padrino: Nicanor Villalta
Testigo: Joaquín Rodríguez "Cagancho" y Francisco Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana"
Ganadería: Bernardo Escudero
Toro: "Espartero"

Debutó en Francia (Nimes) el 21 de junio 1931. Alternó con Manolo Martínez y Vicente Barrera con toros de Antonio Flores.

Se retiró del toreo el 10 de abril de 1949, en la Plaza de toros México. Alternó con Luis Procuna y Rafael Rodríguez, con toros de Matancillas.

Falleció en México, Distrito Federal. el 25 de septiembre de 1983.























Para conocer más del Matador de toros Jesús Solórzano:

El Rey del Temple.
Autora: Carmen Madrazo.
Año: 1993.



DINASTIAS TORERAS DE MEXICO. LOS SOLORZANO
Por ALCALINO
Publicado en "La Jornada de Oriente" el 13 de junio de 2011.

Los Solórzano Dávalos son originarios de Morelia, donde su familia gozaba de excelente posición cuando estalló la revuelta de 1910: entonces el padre perdió su hacienda y los jóvenes tuvieron que dejar la escuela y ganarse la vida de una u otra manera, amparados quizá en algunas de sus buenas relaciones de antaño. De momento, Jesús, el mayor, se colocó como telegrafista, pero ante la falta de mejores perspectivas decidió trasladarse a la ciudad de México, con la esperanza de ampliar su horizonte vital. Estaba destinado a fundar una estirpe de toreros de clase y elegancia superlativas.

Jesús Solórzano Dávalos
(1908–1983)


Hombre de campo desde la infancia, Chucho se familiarizó pronto con el ambiente taurino de la capital, tanto que no cejó hasta verse anunciado como sobresaliente del Algabeño, matador sevillano que esa tarde se presentaba como rejoneador en El Toreo. Para sorpresa de todo mundo –incluido sin duda él mismo– resulta que tenía el toreo en la cabeza, y no tardó en convertirse en novillero puntero, ganador de la Oreja de Plata de 1929, disputada entre otros por Carmelo Pérez, el legendario hermano de Silverio. Esas credenciales le dieron acceso a una alternativa a todo lujo (Toreo, 15.12.29, cuando Félix Rodríguez le cedió a “Cubano” de Piedras Negras); pero, siguiendo los usos de la época, renunció a la misma para presentarse en España como novillero. Pronto se labró un cartel envidiable, con repetidos éxitos en Barcelona, Sevilla y Madrid –donde desorejó a un Miura poderoso y difícil– que lo condujeron al doctorado definitivo, tomado en la Maestranza de manos de Marcial Lalanda con “Niquelado”, de Pallarés (30.09.30). La confirmación madrileña fue en la corrida de Beneficiencia del 06.04.31, preludio de su apoteosis con “Revistero”, de Aleas, al que desorejó por partida doble (04.06.30). Un rápido apogeo que no fue capaz de sostener en posteriores campañas españolas. Pero en México se consagró como figura la tarde de su recordado faenón a “Granatillo”, de San Mateo (10.01.32). Y en años subsecuentes iría sumando a ese nombre inmortal los de “Cuatro Letras”, “Redactor”, “Leonés”, “Tortolito” –con el que bordó la quizá mejor tanda de verónicas de recibo que haya presenciado El Toreo–, “Brillante”, un punteño de imponente catadura, o los seis pavos de Zotoluca que triunfalmente estoqueó por cornada de Garza, con quien alternaba mano a mano (15.12.40). Ésa de 1940–41 fue su última gran temporada en la capital, aunque aún se dio tiempo para cuajar al nada fácil “Picoso”, de La Laguna, y sentar cátedra con un toreo quieto, cadencioso y profundo para triunfar al lado de Armilla y Manolete (16.01.46), antes de despojarse definitivamente del añadido en la Plaza México (10.04.49), siendo “Campasolo” de Matancillas el último toro que estoqueó.

El llamado rey del temple no sólo derramaba arte y distinción al bordar la verónica estatuaria o la chicuelina de manos bajas, también fue un banderillero finísimo y alcanzó sobresaliente conocimiento y dominio sobre los duros astados de la época. Pero entre que los toros le pegaron fuerte (en Puebla, en enero del 35, uno de La Trasquila le partió la femoral) y que, rico ya, tiraron mucho más de su voluntad el polo, su fastuosa residencia acapulqueña y las faenas de campo y tentadero en que era consumado maestro, se fue marginando de la lucha en los ruedos bastantes años antes de su retirada oficial.

lunes, 29 de marzo de 2010

ALBERTO BALDERAS


ALBERTO BALDERAS REYES
"EL TORERO DE MEXICO"

Matador de toros. Nació en México, Distrito Federal, el 8 de octubre de 1910.

Alternativa
Fecha: 19 de Septiembre de 1930
Lugar: Morón de la Frontera, España
Padrino: Manolo Bienvenida
Testigo: Andrés Mérida
Ganadería: Guadalest
Toro: "Hocicudo"

Confirmación
Fecha: 3 de mayo de 1931
Lugar: Madrid
Padrino: Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma"
Testigo: Vicente Barrera
Ganadería: Villamarta
Toro: "Giraldillo"

Falleció el 29 de diciembre de 1940 a causa de la cornada que le dió el toro "Cobijero" de Piedras Negras en la Plaza El Toreo de la Condesa.

RINCON TAURINO
“EL TORERO DE MEXICO”

Por Antonio Casanueva
Publicado el 31 de diciembre de 2009

Como se ha hecho anteriormente en Rincón Taurino, dedica la última colaboración de cada año, al recuerdo del llamado “El Torero de México”, Alberto Balderas ya que su trágica muerte, en el ruedo de la antigua plaza “El Toreo” de la capital, ocurriera el 29 de diciembre de 1940 y como lo hemos dicho ya tantas veces, quienes la presenciaron, quiero decir quienes se encontraban en los tendidos de la plaza durante aquella corrida, no la olvidarán mientras vivan y si por desgracia se nos llegaran a adelantar en “El Paseíllo de la vida”, puedo asegurarles, que esa imagen, se la llevarán consigo.

Han pasado ya 69 años, el tiempo supera no solo el medio siglo sino que estamos muy próximos a llegar a los tres cuartos de siglo y hay quienes todavía no lo olvidan, es mas, están seguros que no lo olvidarán mientras vivan. Debido a la corta edad quien esto escribe, no estuvo presente en tan trágica corrida pero el recuerdo de lo leído y de las conversaciones con quienes si estuvieron en el antiguo coso de La Condesa en esa tarde, han sido su fiel compañero en todos estos años.

El domingo 29 de diciembre de 1940, como ha quedado dicho en El Toreo capitalino, que por aquellos años se encontraba el plena colonia Condesa, justamente en el predio formado por las calles Oaxaca y Durango , en donde hoy se encuentran instalados los almacenes de “El Palacio de Hierro”. El cartel para la quinta corrida de la temporada formal 1940-41 lo formaban Alberto Balderas, José González “Carnicerito” y la confirmación de la alternativa de Andrés Blando quienes deberían lidiar una corrida de toros tlaxcaltecas pertenecientes a la ganadería de Piedras Negras. Fue aquella una tarde fría y lluviosa y pese a ello la plaza se encontraba completamente llena, la gente en verdad quería a Balderas, tal vez, como a ningún otro torero antes, sin condición alguna. Podía decirse que era un sentimiento total y sin condiciones ni premisas, al grado que podría asegurarse que nunca antes nadie, le había llegado al corazón de esa manera.

Al iniciarse la corrida, el público lo había recibido, con grandes muestras de cariño, tan solo 20 días antes, ese torero había obtenido un gran triunfo alternando en un mano a mano con el Maestro Fermín Espinosa “Armillita Chico”, con el toro “Granadino” de Coaxamalucan al que le había cortado una oreja, con fuerte petición para que se le otorgaran las dos y según dicen la crónicas, Balderas emocionado y con lágrimas que le brotaban de los ojos, dio la vuelta al ruedo antes que se iniciara el festejo.
Con el primer toro de esa tarde, Balderas otorgó la alternativa a Andres Blando, en tanto que con el segundo “Rayao”, Balderas se llevó al gato al agua, cortándoles las orejas por su magnífico desempeño en los tres tercios de la lidia. Y salió el tercero; de nombre “Cobijero” y que por haber sido otorgada la alternativa a Blando, éste correspondía a “Carnicerito” quien se disponía a pedir permiso a la Autoridad para pasaportarlo, cuando el toro se arrancó contra un burladero junto al que se encontraba Balderas, atropellándolo y echándoselo al los lomos e infiriéndole la mas espantosa cornada que pueda recordarse en esa plaza, causándole tremendos destrozos tanto en el hígado como el estómago y la bolsa intestinal.

Dicen quienes estuvieron presentes aquella tarde en El Toreo, que los segundos en que el cuerpo del torero permaneció clavado a las astas de “Cobijero”, parecieron eternos, mientras la mas profunda de las angustias se fue apoderando de la concurrencia. Cuando al fin, el torero pudo librarse de su atacante, ya no era posible hacer nada mas; Alberto Balderas, “El Torero de México” y el mas querido y admirado por los públicos de esos años, estaba mortalmente herido.

No obstante eso, el hombre todavía pudo incorporarse de la arena y dar por si solo unos cuantos pasos hacia las tablas del ruedo, de donde fue recogido por las asistencias quienes lo llevaron a la enfermería de la plaza, en donde al cabo de unos cuantos minutos, el torero expiró en manos de médicos y enfermeras que intentaban atenderlo.

De inmediato la plaza que se encontraba llena a reventar, se cubrió de un silencio de ultratumba y aunque nada se dijo y la corrida siguió su curso normalmente como si todo estuviera sucediendo normalmente, sólo rumores surcaban por los tendidos y el dolor de la tragedia se reflejaba en el rostro de los asistentes a la plaza..

Alberto Balderas, fue hijo de un gran músico y nació en la capital el 8 de abril de 1910, actuó por primera vez en público en la plaza Merced Gómez de Mixcoac en el Distrito Federal, el 10 de enero de 1926 y al año siguiente debutó en El Toreo, el 27 de marzo de 1927. Luego de un éxito singular en las principales plazas de la república, viajó a España actuando en nada menos que 47 novilladas durante los años de 1929 y 30 en que permaneció en aquel país en diversas plazas, tomando la alternativa en Sevilla el 19 de Septiembre de 1930 de manos de Manuel Mejías “Bienvenida” hijo, siendo el testigo Andrés Mérida con el toro “Hocicón” de Guadalest.

Retorna a México y confirma la alternativa en El Toreo el 2 de noviembre del mismo año, alternando con Heriberto García y Manuel Jiménez “Chicuelo” con toros de San diego de los Padres, en tarde en que realiza gran faena al toro “Provinciano” cortando las orejas y el rabo, actuando durante 5 tardes en esa temporada y retornar a España para confirmar su alternativa en la plaza de Madrid, ahora de manos de Cayetano Ordóñez “El Niño de La Palma” y testigo Vicente Barrera con el toro “Giraldillo” de Villamarta.

Balderas fue un torero muy castigado por los toros habiendo sufrido varias cornadas, algunas de gravedad tanto en México como en España, Su mayor triunfo fue sin duda, en un mano a mano con Armillita Chico la tarde del 22 de enero de 1939. En esa tarde en que le cortó las orejas y el rabo a sus tres enemigos, por cierto de la ganadería de Piedras Negras; “Gallareto”, “Lucerito” y “Marinero” por lo que el público que asistía al espectáculo, se tiró al ruedo y sacándolo a hombros, lo paseó por las principales calles de la capital. En ese mismo año en domingos subsecuentes y en el ruedo de la misma plaza El Toreo, tuvo otras dos tardes triunfales .

Por ello, por la magnitud de sus grandes triunfos, enormes actuaciones y gran carisma, la tragedia de su muerte, ocurrida tan solo unos meses después de alguno de sus mayores y mejores faenas, fue inmensa, pudiéndose asegurar que nadie lo podrá olvidar y que en cambio, le recordarán mientras vivan, por lo que habrá flores y veladoras sobre su tumba, el panteón que guarda sus restos y lagrimas en los ojos de quienes, como este Rincón Taurino lo recuerden.