Por Jaime Silva Gutiérrez
Una familia muy taurina fue la de los Limón a principios del siglo XX, pues Rafael y Carlos fueron banderilleros, aquel muerto por un toro de Nopalapan en la ganadería, el otro murió en España al dar el salto con garrocha. Primo de ellos fue don Ramón Limón, gran aficionado, impresor y empresario taurino.
Uno de sus hijos fue Jorge Limón Montiel, nacido en el barrio de “El Carmen” en Puebla, el 17 de enero de 1907, de familia tan taurina tuvo que aficionarse a los toros, a pesar de la oposición paterna, por lo cual huyó de casa y se fue a México, donde entró a trabajar a la Imprenta Aboitiz, cuando tenía 15 años.
Pronto empezó a ensayar el toreo de salón en la plaza de toros capitalina, “El Toreo” de la colonia Condesa, teniendo como maestros a toreros de ese tiempo como Pepe López, Ricardo Areu, Crescencio Torres, se hizo novillero corriendo la legua, al lado de Carlos García, “Cantufa”, y Manuel Spinola.
Se hizo banderillero profesional en 1925, debutando el 19 de abril en la cuadrilla de Juan Silveti, permaneciendo activo hasta el año de 1974 en que sufrió desprendimiento de retina al caer de cabeza al prenderlo un toro en la plaza de Reynosa, Tamaulipas, actuando por última vez en la feria de Papantla, Veracruz, a las órdenes de Luis Procuna.
Fue socio fundador de la “Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros” y como tal recibió varios homenajes después de retirado. Estuvo a la orden de muchos matadores mexicanos y extranjeros por su buen desempeño con el capote y las banderillas, siendo un torero fácil en la ejecución de la suerte.
Lo llevaron en su cuadrilla diestros como Lorenzo Garza, José González “Carnicerito”, Felipe González, Leopoldo Ramos “Ahijado del Matadero”. Durante su carrera sufrió varias cornadas, algunas de gravedad. Retirado de los ruedos, se dedicó por completo a la Imprenta que tenía en el D.F. Falleció el 8 de agosto de 1996.
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