¡Imposible olvidarla! Su nombre fue Yolanda Rodríguez San Martín, y desde pequeñita en su medio familiar le llamaban "Pichi" y así se le conoció también en el medio taurino, pues siendo una niña se aficionó a la fiesta brava con el vivo deseo de torear, de ser torera y, con el tiempo, fue la primera matadora de novillos nacida en la capital poblana.
Siendo destacada estudiante, con grandes facultades y capacidad en el medio cultural, se superó en ese aspecto con el objeto de obtener de sus padres, Arnulfo Rodríguez Gutiérrez (un caballero de origen andaluz) y Yolanda San Martín, la autorización, el permiso para torear, iniciando aprendizaje en la escuela que dirigía el que fuera Matador de Toros don Ignacio Gómez Mondragón, "Gallito de Guanajuato", en la esquina del Boulevard "Héroes del 5 de Mayo" y la calle hoy día llamada de Palafox y Mendoza.
Y desde pequeñita en su medio familiar le llamaban "Pichi" y así se le conoció también en el medio taurino, pues siendo una niña se aficionó a la fiesta brava con el vivo deseo de torear, de ser torera y, con el tiempo, fue la primera matadora de novillos nacida en la capital poblana.
Tal vez ahí dio sus primeros capotazos, en ese espacio tan reducido, pero su primera actuación en público fue en festival femenil organizado en Huejotzingo por el incansable Pedro Villalpando y partió plaza por vez primera a lado de las ya experimentadas señoritas toreras Susana Domínguez, Raquel Rojas y Claudia Esquivel.
En adelante, cuanto festejo organizó Pedro, no faltaba el nombre de "Pichi" en sus carteles, en lugares como Sanctorum, San Felipe Hueyotlipan y otros, al tiempo que la niña no faltaba a tentaderos o algún festejo en "La Escondida" de la famosa familia de don Othón Ortega y sus hijos, los más tarde matadores de toros Rubén, Alberto y Rafael.
No tardo mucho el debut como matadora de novillos con picadores en la plaza "Caletilla" de Acapulco, en donde alterno nada menos que con Manuel Flores "Pueblita", y los posteriormente matadores de toros Luis Fernando Sánchez y Manolo Rodríguez, en otra tarde con Eduardo Flores, "Curro" Cruz y Jorge Manuel Espinosa.
Siguieron los triunfos en otras plazas como la de Zihuatanejo, Villa Juárez, Huamantla, La Florecita "allá juntito" al Distrito Federal, donde obtuvo muy sonado triunfo al cortar una oreja, sin que faltara un interesante festival con aficionados prácticos en la nueva Plaza del Charro de Puebla. Aquellos triunfos no se le subieron a la cabeza a la jovencita y se superaba en sus actividades culturales y en sus estudios.
Para entonces, Yolanda, "Pichi", había terminado el estudio de ballet, y ya podía ser profesora; tocaba el piano y era estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales y estaba próximo a iniciar un viaje a Rusia, en plan de estudio. Pero… En igual fecha como hoy, 3 de noviembre de 1984, cuando solo contaba diecinueve años, se fue para siempre, aquella niña portento de calidad humana, primera matadora de novillos en Puebla y justamente llamada por sus muchas cualidades dentro y fuera de los ruedos: El Ángel del Toreo.
Texto: Jaime Silva Gutiérrez.
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