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miércoles, 13 de octubre de 2021

NARCISO CANDELARIA

LUTO EN LA FIESTA BRAVA.
Por "El Cabrito Mayor".
Publicado en El Horizonte el 4 de febrero de 2018.

El novillero en el retiro, que formó parte de la época de gloria del toreo regiomontano, partió al ‘ruedo celestial’ a la edad de 86 años; hoy será la misa de cuerpo presente
 
El pasado viernes, alrededor de las 20:00 horas, el valeroso novillero en el retiro, Narciso Candelaria Torres, atendió el llamado del Creador a la edad de 86 años para hacer su ‘último paseíllo’, quien en sus años de juventud dejó constancia de su arte, valor, pundonor y clase a principios de la década de los 60 del siglo pasado.
Candelaria Torres enfrentó a los más despiadados y tristes avatares del destino, y teniendo la fortaleza, personalidad y el empaque de figura del toreo que todos en su época le reconocían, tuvo que arrancar de su vida lágrimas de sangre, sus sueños de gloria de ser torero, mismos que se fueron de su vida, más no de su interior, de su esencia y su alma que lo convirtieron en un hombre de bien.
Potosino de nacencia, hijo de don Dionisio Candelaria Ovalle y doña Francisca Torres Mata, llega a Monterrey a los 15 años de edad, abrigando sus sueños toreros gracias a la influencia de su padre, ferviente admirador de Rodolfo Gaona.
Unos 20 días después de la muerte de ‘Manolete’, con lo ahorrado de su primer trabajo como ayudante de carpintero, el chaval fue a los toros por primera vez, acompañado de su padre, para presenciar un ‘mano a mano’ entre Héctor Saucedo y el lagunero Darío Ramírez, quedando desde ese día, ‘envenenado’ de la fiesta de los toros.
Unos meses después, el destino hizo madurar al chaval al perder a su progenitor y convertirse en hombre para ponerse a trabajar como ayudante de albañil y ayudar a su madre al sostén de la casa, para mantener a tres hermanos más chicos que él. Al poco tiempo se acomoda como carpintero y después, en la empresa Industrias Metálicas Monterrey como obrero en planta.
El chaval consciente de la necesidad personal de salir adelante, comenzó a abrigar con más fuerza la idea de ser torero al frecuentar a la flota del toro con Abraham Saucedo, Paco Alvarado, Romerita, Edelmiro Quintanilla, José Lavín entre muchos más, con los que se iba los fines de semana ‘a correr la legua’, allá por Sabinas Hidalgo, a buscar a los toros ‘cara blanca’, los famosos ‘criollos’ que ‘cortándolos’, embestían como si fueran toros de casta.
Sin una guía que le orientara, no pasó nada hasta que, consciente de su situación, se vio orillado a calarse en unos festivales en la Plaza de Toros Monterrey, donde después de ‘armar un taco’ fue agredido por uno de los novilleros actuantes con una banderilla.
Pasado el tiempo, don Arcadio Gallardo, sastre de toreros, viendo las dificultades que había en el ambiente, lo incitaba a que mejor buscara la idea de vivir de la fiesta, pero como parte de las cuadrillas: “debías de hacerte banderillero”, le decía, pero el chaval ilusionado siempre se negó. “No maestro, yo quiero ser torero, matador de toros”.
Tras una larga trayectoria y tres grandes y graves cornadas en sus muslos que dieron cuenta de su valor y gallardía, los sueños de Candelaria Torres se estrellaron ante el destino oscuro y negro que esta vez, no se lo imponía el toro, sino los nuevos empresarios de ‘La México’, y Narciso, ya casado y a la espera de su primer hijo, toma la más difícil decisión de su vida… retirarse para entregarse por entero a su esposa, María Agustina Villarreal y su familia.
A este gran novillero, que formó parte de la época de gloria del toreo regiomontano, le sobreviven sus hijos: José, Héctor, Juan, María del Rocío, Martha y Mayela. El duelo se recibe en la Sala 1 de Capillas del Carmen, de avenida Constitución, donde se celebrará la misa de cuerpo presente, hoy a las 12:00 horas, en el oratorio de las propias capillas, para despedirlo posteriormente en el panteón Jardín de Los Ángeles. Descanse en paz.

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